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En un rincón de tu casa ha aparecido un anillo… El cielo se llena de rosa enamorado del Sol… Los árboles danzan unos con otros, la brisa del atardecer acaricia por última vez a las bellas flores que mañana se marchitarán…
El anillo brilla y como es costumbre te cuenta su historia…
Fui forjado hace mucho tiempo, para representar el amor eterno que se profesa el resto de nuestras vidas, pero ¿existe el amor eterno?
¿Cómo puede alguien amar solo a una persona para el resto de su vida? ¿Acaso el corazón no está hecho para sentir amor hacia toda la creación? ¿Por qué entonces este amor tiene que ser exclusivo?
No siempre fue así, hubo un tiempo en el que el amor era libre y todos estábamos a su servicio. No como ahora, que para amar tienes que esforzarte en vencer el miedo a ser herido otra vez.
No siempre fue así, hubo un tiempo en el que el amor era libre y todos estábamos a su servicio. Nos levantábamos cada mañana y hacíamos el amor, para que este viajara de alma en alma. Nos utilizábamos unos a otros, para poder ser amados por este amor, que nos gobernaba, nos cuidaba, nos acunaba… Ahora viajamos en nuestros autos con todas las medidas de seguridad posibles, pendientes de los accidentes y no morir en el siguiente desvío.
Recuerdo que después del cambio de paradigma este amor se rompió en pedazos y fue repartido por toda la creación. Cada uno tomó un trozo y lo protegió de los demás, sin ese gran amor gobernando, el miedo se alzó y con él, el sentimiento de pérdida. La tristeza vino para que no olvidáramos, que no siempre fue así. Ahora vivimos mendigando ese amor y escondiendo el nuestro por si lo perdemos. Cada mañana nos levantamos un poco más pobres, ya que cuando el amor no se comparte, se marchita…
No siempre fue así, hubo un tiempo en el que nadie desviaba su mirada a los espejos del alma de los demás.
No siempre fue así, hubo un tiempo en el que nadie lanzaba más besos a unos que a otros.
No siempre fue así, hubo un tiempo en el que vivíamos para amar y respirábamos para pensar.
Ahora reposo en la mesilla del pasado, cuándo el amor que se profesaba era eterno y nadie no podía no amar al otro. Dime una cosa ¿Crees en el amor eterno?
Quizás te quede ese trozo del gran Amor que una vez tuvimos, si tienes ese trozo no lo guardes de nuevo, deja que vea la luz de esta vida, porque ese amor si no se comparte se marchita. Así quizás algún día podamos volver a vivir al servicio de ese gran amor y vivir libres de nuevo…
Ahora toma un momento de calma y entra en tu mundo interno.
Viaja hacia tu corazón y entra buscando ese trozo de amor libre… Se aparece una persona que conoces a tu lado… Pregúntale ¿Qué perdiste este trozo de amor? ¿Cómo puedo vivir en ese amor?
Escribe todo lo que te venga y recuerda solo tienes que imaginar qué diría la persona que se te apareció…
Ahora pídele a esa persona que te traiga un recuerdo con ella… Deja que aparezca en tu mente un recuerdo… anótalo en tu diario, escribe cómo te sientes en ese recuerdo, con quién estás, en qué sitio, detalles que recuerdes como los colores de la pared, o cosas que tenían que pasar en ese momento… Y escribe como ese recuerdo puede ayudarte a sentirte conectada con ese amor…
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