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En un rincón de tu casa ha aparecido un muerto… El cielo corre deprisa a cerrar el telón… El viento amparado por el ocaso marcha hacia el horizonte, donde la tierra y el cielo se encuentran y los hombres sellan su destino.

 

El muerto se sienta en tu cómoda y como es costumbre te cuenta su historia:

 

“Hoy he muerto… Andaba yo ocupado en los quehaceres de mi vida y… he muerto…

Dejar mi cuerpo no ha sido traumático, más bien fue parecido a sacarse la chaqueta después de haber cruzado el umbral del hogar.

 

Allí estaba Él… iluminando toda la sala, una fuente de dar eternidad enfocada en todo mi ser.

Entonces llegaron los demás:

El primero el más pequeño esa mirada de ángel atravesó mi alma sesgándome por la mitad. Entre sus manos sujetaba un contrato… el maldito contrato que selló por amor con nuestra alma. Ese contrato que nos convirtió en una pieza más del engranaje de la familia, de la sociedad y de la humanidad.

Gracias a él nos vestimos con enfermedades, con patrones y respuestas heredadas de otros más antiguos

Gracias a él dibujamos un mapa que sellaba nuestro destino, diciéndonos lo que sí debíamos conseguir y lo que no debíamos poseer.

Gracias a él fuimos leales y queridos por los nuestros pero eso sesgó nuestra alma por la mitad.

 

El segundo era joven y vigoroso, me era muy familiar aunque lo aborrecía completamente. Su mirada, su cara, sus gestos, su olor los sentía como una aplastante prohibición. Nada de lo que hiciera podría agradarme, sin lugar a dudas ante mí tenía un auténtico inútil absolutamente incapaz.

Pero era tan joven y vigoroso, me era familiar aunque lo aborrecía completamente. Su mirada, su cara, sus gestos, su olor ensuciaban la sala, me hacía sentir sucio e inferior. Nada de lo que hiciera podría merecer aprobación, sin lugar a dudas ante mí un ser abominable y absolutamente despreciable.

Pero era tan joven y vigoroso, yo lo despreciaba y aborrecía pero él estaba allí mirándome, pidiéndome permiso para poder ser…

Junto a él habían otros más, se hacían sombra unos a otros rodeándome en un especie de abrazo oscuro…

y cada uno de ellos tenía algo que me pertenecía por derecho de nacimiento, pero a ellos también.

Y cada uno de ellos me mostraba su ser y yo bajaba la mirada pues los había utilizado toda mi vida para intentar vencer al miedo a ser.

Entonces Él se acercó, su luz derramaba sonrisas sobre mis labios. Extendió sus brazos y al tocar sus manos, al sentir sus brazos a mi alrededor, al tocar su piel… volví a morir…

 

Y conmigo también murieron los demás…

En la muerte nos encontramos sin condiciones, sin juicios, sin trabas, sin velos…

Por un segundo de eternidad pudimos por primera vez todos juntos Ser… justo para dejar de ser al siguiente instante.

Y cuando pudimos Ser duró una eternidad…

Y cuando dejamos de ser desaparecimos absorbidos por una sonrisa llena de luz que regresaba hacia Él en la sala ahora vacía…”

 

Cuando te das cuenta, él ya no está en tu cómoda, nada queda que demuestre que estuvo contigo excepto la sonrisa que se dibuja en tus labios.

 

Ahora toma un momento de CALMA y entra en tu mundo interno…

 

Regresas a la Vida, estás en el vientre de tu madre… A tus espaldas puedes sentir el calor de la luz de Él…

 

Sientes los lazos que te unen con tu madre, con tu cuerpo y con un dragón, un ser inmenso que te vincula a este mundo a través del vientre, justo en el momento que naces y cortan tu cordón umbilical… ¿Como sientes ese vínculo con el dragón en tu vientre? Anota la sensación que tienes y un color

Este dragón pide tu sumisión, te exige que te postres ante el poder de los demás. Ahora estás sól@ y sin ellos no podrás sobrevivir. Así que toma su mano y entrega a la causa del Dragón tu poder… Ahora asiste al momento en que entregaste ese poder o parte de él… Piensa en una persona… Anota la primera que te venga… Te traerá un recuerdo… Visualiza en qué lugar de ese recuerdo está tu poder personal… Construye una herramienta con el color que elegiste al principio para capturar de nuevo tu poder… Ahora escucha la sensación en tu vientre y con esa sensación de compañía escribe en tu diario ¿Por qué eres merecedor/a de ese poder? ¿qué vas a hacer con este poder en tu vida? ¿Cómo lo harás?

 

Visualiza al dragón ¿qué le parece que hayas recuperado tu poder? ¿Cómo se te ocurre que puedes integrar esa figura en tu interior? ¿Qué ritual te inventarías para integrar al dragón? Anótalo y compartelo por aquí en tus comentarios…

 

 

 

 

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