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Cuando eres niño, el mundo se presenta como una isla del tesoro. Cada día te levantas con tu mapa del tesoro y vuelves a empezar: tres pasos a la derecha uno enfrente y allí hay una señal que inequívocamente aparece en el mapa para indicarnos que vamos por buen camino.

 

Cuando eres niño, el suelo que pisas se antoja blando como las nubes del cielo, te caes una y otra vez, te dices esto duele pero te levantas y sigues con lo que andabas haciendo porque los zapatos que llevas están hechos de ilusión.

 

Cuando eres niño, vives bajo el reinado de la gran soberana y lo que la reina decide uno lo vive, y a veces vamos un poco más allá…

 

Recuerdo una tarde, apenas llegaba a los 12 años de existencia, estaba sólo columpiándome y mi mochila yacía donde mi ilusión la había plantado. El viento jugaba con mi melena y yo se lo agradecía con mil sonrisas. Mi cuerpo en el columpio se sentía como un viejo pirata agarrado al timón de su poderoso navío. Entre subida y bajada todo desaparecía, excepto él, allí estaba en el otro columpio, quieto como siempre, sin ganas de jugar. Con su tristeza a veces, con su rabia en ocasiones y siempre con la injusticia a cuestas. Solo yo, podía verlo. Me contó que llevaba mucho tiempo en la familia y que cada cierto tiempo venía a visitarla.

 

Entonces en ese columpio mientras yo subía y bajaba me contó su historia y pude sentir todo lo que sentía; pude oler todo lo que olía; pude escuchar todo lo que oía y pude vivir todo lo que vivía. Mis zapatos ahora hechos de compasión frenaron el columpio, salté y lo abracé con todo el amor que un niño puede atesorar en su joven corazón. El me miró agradecido y entonces pudo partir mientras yo me despedía con lágrimas en los ojos que no me dejaban ver. Cogí mi mochila y emprendí el camino de regreso a casa. Y cuando me desperté a la mañana siguiente mi mapa había cambiado y no aparecía ninguna señal que inequívocamente me indicara que iba por buen camino.  

 

AHORA TOMA UN MOMENTO DE CALMA Y ENTRA EN TU MUNDO INTERNO.

 

Piensa en algún proyecto o asunto que se está resistiendo. Súbete a ese columpio e imagina que te esta empujando una persona que conoces… ¿Qué persona te vino a la mente? Anota la primera que te venga…

 

Pregúntale: ¿En tu vida, por qué no conseguiste lograr lo que deseabas? Imagina lo que te responde, sin importar si eso es cierto o no. Se trata de escribir lo que te venga… 

 

¿Qué gesto puedo hacer para honrarte? Anota lo que te venga, desde plantar un árbol a visitar una fuente de tu ciudad y arrojar una moneda. etc. Se trata de honrar a esa persona haciendo algo que te sea posible y lo hagas en su memoria, aunque esté vivo. Una vez hecho, le pides permiso para hacer tú las cosas un poco distinto a él…

 

Una vez hecho este pequeño ritual anota los pasos que necesitas realizar para emprender ese proyecto o solventar ese asunto que tenías pendiente.

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