En un rincón de tu casa ha aparecido una bruja con su escoba voladora. El viento empuja las nubes para esconder el sol; los pájaros cesan sus cantos y se esconden en los recovecos de los árboles; las sombras conquistan tu jardín mientras tu cuerpo te demanda esa manta de lana que bordó en su día una mano diestra, seguramente alguien que amaba intensamente en ese momento y al cubrirte con ella todo encaja…
Tú y la bruja os acomodáis y como es costumbre ella te cuenta su historia:
“Nosotras las brujas no raptamos a los niños, ni hacemos pociones o conjuros. En cambio sí vivimos en el bosque oscuro pérdidas entre los mundos mágicos de la infancia y los adultos. La mayoría somos mujeres pero no todas las brujas lo son. Quizás porque en esos tiempos las mujeres caíamos con más facilidad de los mundos mágicos, olvidando nuestros poderes y nuestros tesoros…
Acostumbramos a llevar ropajes sucios y calcetines a rayas. Nuestros sombreros picudos nos delatan. Muchas no comprendemos el porqué de esas vestimentas, pero algunas de nosotras hemos conseguido recordar algo del otro mundo:
Antaño antes de caer en el bosque oscuro, nosotras éramos princesas con sombreros blancos que señalaban la grandeza que era nuestra por derecho de nacimiento, nuestros ropajes iban más allá de quienes éramos, de lo que pensábamos, de lo que sentíamos, nos envolvían como el abrazo de una madre; y caminábamos descalzas sobre el arco iris, cabalgando en los colores que lo cubrían todo de vida.
Los violines reían ante nuestra presencia y las flautas recitaban nuestros nombres, los tambores latían enamorados por nosotras y las guitarras nos contaban historias sobre nuestros antepasados…
Y entonces caímos y nuestros ropajes perdieron el don de la realeza, se tornaron oscuros; nuestros sombreros se curvaron alejándose del cielo; los calcetines a rayas se pegaron a nuestros pies como un antiguo reflejo de los caminos que antaño recorrimos en el arco iris y finalmente nuestros cuerpos, espejos de nuestra tristeza, envejecieron.
Hasta que un día unos niños se perdieron en el bosque oscuro, todas percibimos ese aroma de nubes de color rosa-azul. Corrimos a través de los árboles oscuros, por primera vez el miedo tenía que dejar paso al anhelo de ese mundo perdido. Llegamos escondidas en las sombras y pudimos ver un milagro, una prueba de que el cielo del cuál decían veníamos, existía de verdad…
Vimos a los niños jugar y por un momento recordamos quienes fuimos antaño
Vimos sus espadas imaginarias y sus barcos piratas arriar las velas por encima del bosque oscuro. Castillos de cristal se levantaban en las ciénagas y las princesas de belleza singular se asomaban en los balcones para cantar melodías de felicidad.
Pero los niños se fueron y fue tal el deseo de volverlos a encontrar que el bosque escuchó nuestros corazones lamentarse. El gran árbol del bosque oscuro nos ofreció su madera mágica y con ella fabricamos las primeras escobas voladoras. Montándonos en ellas por las noches volábamos cerca de sus ventanas donde los niños descansaban en sus camas y seguían su vida en el mundo de los sueños.
Muchas de nosotras cruzamos el umbral de las pesadillas y los sueños y jamás regresamos… Los niños nos vieron volando con nuestras escobas y sonriendo al cielo. Cada noche nos encontrábamos y jugábamos bajo la sombra del gran árbol del bosque oscuro. Con el tiempo ellos dejaron de venir y muchas de nosotras seguimos esperándolos montadas en nuestras escobas voladoras, cuidando sus barcos y castillos de cristal, mientras imaginamos ese aroma de nube rosa-azul que nos hace sonreír al cielo…”
Ahora entra en tu mundo interno
Imagina que eres niño de nuevo y te recuestas en tu cama, todos esos juguetes que te acompañaron en tu infancia están allí de nuevo. Cierras los ojos y una de las brujas te viene a buscar, te montas en su escoba. Ella te ha acompañado toda tu infancia y conoce el camino hacia tus sueños. Aquellos sueños que tuviste cuando eras pequeño y estabas más cerca de todos los imposibles posibles.
Pídele a la bruja que te muestre algo que cuando te pones a hacerlo te hace feliz.Algo que hace que vivas en el tiempo de los dioses. Anota lo que te venga.
Esta semana dedícale un poco de tu tiempo a esto. Todas las brujas que vuelan en tu oscuridad te lo agradecerán.
Realmente,, muy reconfortante
Gracias Ramón